FACEBOOK / Carlos López Dzur / LIBROS / Diálogo Digital / UPR / Revista TRIPLOV de Artes, Religiões e Ciências / Homenaje a Hebe / Vuelo de las Grullas / Kool Tour ActivaDesde 1808, ya que trabó amistad con Francisco de Miranda y cree que es precursor de muchas cosas que tenemos pensadas, por ahí anda un hombre que insiste en conocerte. Dice que viene como enviado de una Escuela de Propagandistas, escritores y doctrinólogos de uno que otro asuntillo. Que tal vez te importe verlo... Que de seguro uno (de los que abundan en los Talleres Literarios de Londres) te conoció, te menciona en sus círculos... Mencionó a Adams Smith, James Mill, Edward Gibbon, ¿alguno de ellos? Aún el recado me dio mala espina, Simón. Son ingleses, seguros que agentes de Lord Shelbourne.
a los dos Simones / Bolívar y Rodríguez
Jeremías es quien te busca. Estuvo en México con gestiones de entrevitarse con revolucionarios; pero, España es celosa con las injerencias... Allá en México, como en España, han de conocerlo mejor de lo que lo conocemos. Y me pregunto, ¿quién es Jeremías Bentham si no un pobre diablo que imita la vileza y cinismo de Lord Shelbourne que lo apoya? Shelbourne, primer Marqués de Lansdowne, quiere brillar con grandes opiniones como Líder del Tesoro y de la Casa de los Lores y se rodea de sabios eminetes, o acreditados radicales; y Bentham se atreve a lo mismo porque tienes escritos, planes, proyectos,y consejos, que dar a todo el mundo... Yo lo veo que echa rayos; se filtra como una tormenta. Tiene más brazos que un pulpo y, si su cabeza es igual, los brazos de su cabeza son serpientes... Amigos intelectuales me handicho que se escribe con argentinos, guatemaltecos, que tiene fascinados a O‘ Higgins, el chileno, y en Guatemala a José del Valle... Simón, entre las miles de cartas que escribes, se te hace familiar su nombre... En México, ni Gobierno ni resistencia rseparatista, dentro de la iglesia, lo recomienda conveniente por su fama de nomoteta díscolo y utilitario, ateo según algunos. Por eso ha decido trasladarse a Venezuela, conocerte y de paso, reencontrarse con Miranda.
Pero yo celo tu cuerpo, Simón. Visualizo en tu persona una diafanidad moral que no tiene los resabios del impulso ultramontano, pro-bestial, de esos discípulos y agentes de Shelbourne y Bentham que confunden la utilidad con el principio de la felicidad para el mayor número. Claro que el placer debe predominar el dolorl. Claro que hay que propiciar un cálculo de felicidad y quererlo como beneficio de la mayoría; pero, si ésto, es lo que Bentham pretende y por una concepción liberal de la felicidad es que trabaja, ¿por que no entiende que muhos alientan la obtención del placer son los mismos que animan el dolor en otros y evitan el plcer a que tienen derecho? Claro que hay que 'hay que buscar la felicidad para el mayor numero', ¿peró como sabe acerca del dolor que debe evitarse quien no ha sufrido? ¿De veras la moralidad puede ser calculada matemáticamente como balance de satisfacciones y sufrimientos? ¿Es como dice que es 'la conciencia, cosa de existencia ficticia, o saldo de sensaciones al estilo de Helvétius, o David Hume, o Hobbes?
Te digo y verás si le das entrada... que él me ha provocado mala espina y, peor es la mala pedagogía que se desprende de lo que ha pensado... Una ética fatalmente basada en el sensualismo, el cJ;culo de placeres, y la búsqueda de lo más provechoso para el hombre. ¿Qué es provechoso para el hombre que evade sufrir y que no quiere sacrificios? ¿Qué sistema educativo orientará a las repúblicas nuevas? ¿Qué modelo de reclusión peninteciaria debe ser provisto? ¿Qué haremos con la usura y qué con los controles sociales que debe ser creados? Invocándose ideas abstractas de justicia y cálculos de placer y dolor, mira lo que han hecho los gobernantes de Norte: prohiíen la importación de esclavos a tierra continental mientras reprimen a los indígenas... La esclavitud la quieren en el Caribe, al Sur, y ese es el juego de los británicos benthamitas. Un delito formal es 'todo los que el legislador prohíbe' y, hace un par de años, en 1808, dijeron que es delito importar esclavos y que es 'delito sustancial, todo acto que debe prohibirse por razón de algún mal que produce o que pueda producir'; pero es retórica de cáculos, ningún esclavo de los ya comprados y explotados será declarado libre... Jeremías dice que la usura es una ofensa, pero si se comete con el consentimiento de la víctima, hay que conbsentirla. No sólo defiende la usura, también la pederastia, los campos de concentración de trabajo esclavo... Puede que privar de libertad se resuelva sólo rediseñando una jaula... yo no entiendo, Simón, cuando dice que la envidia y los celos 'no son vicios ni virtudes, sino penas'... Si todo castigo es malicia y en sí mismo malos, si 'cada ley es una infracción a la libertad; si no hay castigar adicionalmente en el sufrimiento o la pena, ¿para qué él mismo propone tantas? Si 'el vicio es un error de cálculo en la búsqueda de la felicidad', ¿por qué hay que crear una dictadura constitucional, a solicitud de Jeremías? Si es inútil hablar sobre los intereses de la comunidad, sin entender cuál es el interés de la persona, ¿por qué es el demagogo que es?. Quiere lo más fácil y gratuito del Bien y del Mal. De ambos mundos. RacIonalismo represigvo y anarquismno al mismo tiempo, pero es indiscutible, Simón, que la vida no es de ese modo.
Simón Rodríguez, el que bendice el cuerpo de Bolívar con el rayo de la saniduría, guardó al fin silencio. Su amigo hace un gesto de reccobrar muchas fuerzas. Preguntó si había noticiasde Francisco de Miranda, héroe de una victoria en Valencia, segïn lo último que se supo. «Regresó a Cartagena», allí se refugió Bolívar, mas en lugar aparte para no confesar .la pena de desastres militares ocurridos.
Era 1812, cuando Rodríguez le trajeron el recado del famoso británico, el Gran Jurista y Filósofo del Estado, ue quería verlo... Un negro enfermero, una vez terminara de curar heridas, lo dejó domir por días y el amigo de alma le hizo vigilia, estuvo leyéndole noticias en torno a este fantasma del británico loco.
«La naturaleza ha colocado a la humanidad bajo el gobierno de dos amos soberanos: el dolor y el placer. Ellos nos señalan lo que tenemos que hacer», era una frase de Jeremías. Bolívar despertó con ella, recordándola en la voz de Rodríguez, el Maestro.
«Si salgo de este dolor, recibiré a ese hombre. Algo será primero. El deber. Pasaré a Mérida, invadiré Venezuela y daré gracias a Cartagena, que me consoló en esten dolor. Ya no me sientio herido. Nueva España no puede ser libre si Venezuela no lo es primero. Queda la batalla. Guerra a muerte... y, entonces, eso que me dijeras, como exaltado... principios de felicidad, 'felicific calculus', que preocupan a Jeremías Bentham, no cuentan con dolor como el nuestro, parto de pueblos libres. El no cala el dolor del que hablo, pero ya da recetas. No sufrirá en la batalla por la felicidad; pero ya propone sus asesores. No se entregará la felicidad al mayor número / que juro que vive más dolor que el mío / si no se comienza por pisar los riesgos, trotar en los desastre... Tráeme papel y plumilla, Maestro. La lucha comienza y voy a manifestar que comienza en Cartagena, después de oírte».
04-11-2005
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