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Carlos López Dzur
TEXTOS SUELTOS / LIBROS DIVERSOS
A Crátilo y sus amigos tartamudos
1.
«Somos unos pobres tartamudos del habla;
rencos en pie que palmearon
la espalda del lenguaje;
vamos lamiendo el Ser del Corazón,
aprendiendo apenas a decirlo,
a sacarlo como aliento,
emanarlo en ascenso
como en torre de incienso
o pilares en humo,
somos una keli / vasija / con asas rotas,
ave-chuchos que ni sube con alas
ni se desprende del peso que lo ata
y vuela con el Vuelo prometido del Poema
y la Enseñanza posible
en el Hacer de Lamed»...
¡Ay!, Hermógenes, ¿qué Crátilo dirá
sobre la verdad original del Lenguaje
y la Alétheia?
¿Qué podrá de quien la dijo?
si somos bocas torcidas
y maestros mentirosos,
ufanos tipejos divertidos
con muchas letras.
burros cargados /
sabios a la violeta /
moscas salidas
del saco ventral del canguro?
¿Qué articula ellenguaje enigmático?
¿orazón de la torre voladora?
¿vasija rebosada con dos asas
como alas / cuello / boca /
la boca del Maestro?
¿Que ha de ser si no ha sido
cumplido su Lamed, noeim /
de la iud
lamiendo la semilla desde allí?
¿y el corazón, en presencia de la boca
que hace, cumple al pie del maestro
su Oír donde se comienza
a ser sabio y humilde
y se conforta la aspiración
de entender el universo?
¿Qué si no fue como el cohete
que despega y por etapas se impulsa
antes de aribar
a las alturas del Cielo?
Sin ascención del corazón
¿qué se aprenderá para enseñar,
o se adquiere como el poder
a fin de dirigir
y rectificar oscuros juegos
del instinto y la imaginación?
2.
Somos unos pobres tartamudos
del Saber Oracular que, en visión de lenguaje,
nos sacamos los ojos, con retórica sofística
apuñalamos el iris
y en vano es que Heráclito
diga si Parménides acierta
el ser al pensar
y o si es lo mismo Noeîn / que existir,
o ser masticando
palabras del ayer remoto, lamiendo
Shejiná del Oriente
y en vano es el Gorgias de Platón
y otros gorgianos:
El encomio de Helena
y la inefabilidad de lo real
ante la relación de nombres
y seres existentes.
Somos unos pobres tartamudos
para comprehender desde el corazón
de Lamed y lamer desde las torres
que se elevan y la palma
de la mano que no es
como el puño
que se cierra y agrede.
3..¿Quién es el hombre, Hermógenes,
«Filtremos lo que nos envía nuestra mente,
pues ella no distingue lo real de lo fantástico,
lo cierto de lo equivocado, simplemente graba
y cumple lo que le es enviado»: Sogmund Freud
que descertifica a quien su saliva pegara
a las palabras si saliva es la esencia,
quién a Crátilo desmentirá
en torno a la exactitud de los nombres
y significados que a las palabras
viene naturalmente dada
desde el origen alehado de los tempos?
A significados arbitrarios,
¿quién negará su origen,
su cuestionable ascendencia
si no somos eternos, si sólo
por costumbre y hábito les sabemos?
... somos lamedores de engaño,
chupadores de reemplazos a capricho.
¿Quiénes son los hablantes, Hermógenes,
sino los consabidos olvidadores,
asesinos de la memoria del Oír,
cegadores de la memoria del Comprender?.
Hoy, cuando los nombres no expresan
la esencia de las cosas, y son meras piezas
que el oyente reemplazará a su gusto,
¿qué diferencia hará un nombre,
con respecto a otro, quien coteja
los lenguajes desaparecidos...
sabrá de huérgfanos verbos,
o miserables sustantivos que irán
a la extinción junto a las tribus
o las ciedades comida por imperios,
quien en rigor sabrá
lo que sea nombrable
o lo que sea cognoscible
por atributos y adjetivos
certeros?
4.
Somos rencos en pie,
avestruces al lado
del Pilar de la Sabiduría,
cabezas enterradas en arenas
que fingen, «no hay de opciones»,
porque ya no se quiere
ir a lamer del Lenguaje / olor del fondo
de la Keli / del Corazón del Ser,
aprendiendo.
No hay quien vaya a escuchar
lo que dice la mente / filtro santa de
Quien Oye y observa
cuando se aprueba lo que el hombre quiere:
«Deseo es la Verdad, deseo la consecuencia
y se cumple lo que envias y das por aceptado
sea lo bueno o lo malo».
«Pobre quien piensa en fracasar
ya fracasó; apenas va a sacar una imagen
que sea como aliento, apenas
emanación divina / para el primer gateo en ascenso;.
y quien piensa en ganar, bendito sea;
es persona afortunada, dio un paso»
Somos unos rencos / tartamudos /
tullidos caprichosos / sordos
a la Letra Original / Lamed /
que insta a todos los mensajes que la mente
admite, haciendo uno:
aprendan / instruyan / chupen
de mí / eleven esa torre
esa serpiente / de sabiduría /
hasta la altura
del Ser.
6.
a Roman Osipovich Jakobson y RicoeurAdán –¡ay! hombre / Crátilo Primordial–
dále un nombre a todas las cosas
únicamente desde tu regocijo, diviértete
en hacerlo porque vendrán,
después de tí,
los tirrios de la tierra,
aguafiestas gramáticos,
sofistiqueros de precisiones apendejantes
saussuristas y semióticos
divisores de lengua y el habla,
sincronía y diacronía con turbios pasados
del signo y doble articulación del lenguaje.
Vendrán los gramatologos y logocentristas.
Van a matar la metafísica conl análisis lógico
debajo de la Carnap ya vestir
de Tractatus Logico-Philosophicus
cada risa y cada asombro que produjo
que hallaras seis funciones,
una por cada día de creación
antes de la Escucha del Ser
en el Camino del Habla.
Y la Poesía ha de perderse entonces
Van a reducirla a carácter convencional
sin verdad, sin poder, sin metáfora
y sin imperio metonimico,
no hay verdad –¡pobre alétheia!–
como desocultamiento.
Ni función emotiva,
ni conato ni canal de quehaceres
ni referencial de imperativos
ni deseos
ni metalingüística,
sólo pobres tartamudos del habla,
rencos, sordos presuntosos,
parlanchines, garruleros,
metirosos,
nada.
De Estéticas mostrencas y vitales
Acerca del poemario «Estéticas mostremcas y vitales» de Carlos López Dzur
El libro Estéticas mostrencas y vitales atañe al reino referencial y bíblico de Abram, el padre que, por un mandato de fe, levanta un hacha para sacrificar a su primogénito Isaak en las alturas del Monte Moriah. Con su artesanía de reelaboración imaginativa y expresión poética, Carlos López Dzur comienza a desentrañar las implicaciones del acto, o tentativa de asesinato y sus motivaciones. Este quehacer con la palabra es filosófico en tanto que va a la relación entre lo ontológico y lo verdadero, del significado de la vida y su específico marco natural en la existencia humana y en los sistemas de valores que pretenden su protección.
El libro no es el enjuiciamiento del profeta Abram porque este intento de homicidio ritual es sólo una metáfora que se preserva en el Génesis y, en cuanto tal, es que CLD revelará su riqueza. Principalmente, el contenido del poemario es el examen lopezuriano de algunos sistemas de valores, según se van mostrando internamente inconsistentes para la tarea por la que se alega que éstos han sido creados. Vista esa primera parte de las «Memorias», el enjuiciamiento crítico incluye: la ilegitimidad de la oblata / sacrificio / y los absolutos omniconclusivos [sea ya «por obligación civil, ya admitida y declarada»).
En el poema 'El padre y el hacha', se enuncia que «El bien no es un valor absoluto». En el texto 'El sacrificador y la ofrenda', la crítica se dirije hacia el nominalismo, el sensualismo y todo que se toma in desperadum, apriorísticamente, como capricho.
Hay una crítica a «la mala sombra / de lo humano» que permea tales ideologías, a admiradores ciegos de Trasímaco, atramontanos, integristas, martinistas, a quienes en conjunto CLD llama los burladores de la sombra. O también buitres y alianza de subyugamiento. Estos sistemas de valores convierten al hablante de los textos en la Voz del No legítimo que pide que el hacha se detenga y se dirija hacia otra víctima.
Cuando el hacha del sacrificio pasa de mano, CLD se identifica con el Abram que sufre por la petición que Jehová le hiciera. La identificación es profunda y la prueba es el texto 'El hacha de Carlos Abram'. Mientras Abram obedeció sin chistar el mandato de su fe, Carlos Abram hace sus pertinentes solicitudes de negociación.
«El Hacha que Carlos Abram propuso como útil, preparada a-la-mano, / presente, como su objeto dado, / Carlos sabrá retirarla de tu lonco / cuando seas-en-común, / el hijo de mi sueño, / el Deseado». Lo que se negocia es una bendición a los hijos, siendo que el Carlos Abram de los textos no es un padre perfecto. Con ironía se presta a contar su propia historia, su personal ofrenda en el Monte del Moriah y utilizando su propia hacha. Hacha que ahora es símbolo de un instrumento de entendimiento y limpieza conceptual. «Con santurronas, legalistas, / de lógica formal o moral judeo-cristiana, / me acosté en bandidaje; / pero ví el porvenir, yo ví / los hijos perfectos que ya no entran a revolcarse en el limo / ni en desajustes de identidad / se dan cimientos; yo los bendigo / y les cuento el pasado / (la hora del Hacha / y la cima de Moriah) / con un poco de futuro».
De modo que al contar su propia historia como padre, en fuga, en bandidaje, la disolución del matrimonio por ser con una mujer equivocada y la incompatibilidad entre ellos, CLD concluye que, pese a ésto, la visión de lo deseado es posible. Es posible el espíritu de profecía que visualiza los hijos perfectos, gozosos y sin desajustes; los hijos bien cimentados, que pueden entender sus antecedentes, perdonar y convivir el presente, con su «poco de futuro». Después de proferir contra la lógica formal, el legalismo y la moral judeo-cristiano, lo que se infiere de este padre es su naturaleza contracultural y protestataria. No es al Abram dogmático al que Carlos adjunta su nombre. Es un típico padre de la Generación de los Baby Boomers.
El libro está dividido en cuatro partes: (1) Memorias de la caverna, (2) Nos cayó la macacoa, (3) Tránsito entre hienas y (4) Consolaciones de Agar. Consiste en más del centenartextos distribuídos dentro de sus cuatro partes.
Para López Dzur, la criatura humana tiene un apetito de infinitud y luz, visión que traiciona por las limitaciones de su naturaleza física y las presiones de la necesidad. Este Abram genérico de su libro ama a su hijo, a sus mujeres, a su comunidad, pero habita en «la cueva de roca de mí mismo». Esto puede ser referencia a la carne, a la terrenalidad, a la dependencia de lo denso u onticidad en general. La carne es el reino de la necesidad y de la desorientación, individual y colectiva. Este hombre quiere una «casa de certidumbre» para su hijo, o para construir la ideología de la esperanza; pero, dada su condición, no la tiene.
La Cueva de roca / la caverna / habla de miseria histórica y dura circunstancialidad. Las cuevas fueron la primera casa / vivienda o albergue / de la humanidad primitiva. La cueva está «ahíta aún con simulacros / y dolores suyos y dolores míos». Esta es la descripción de la naturaleza humana en su ambiente. Es por lo que Abram descubre que a su hijo Isaak lo hereda con su insuficiencia, no con la abundancia y plenitud que desea darle. «Descubrí / que no pude dar lo que él merece / y sufrí como nadie».
El libro da una memoria de lo que es vivir en un mundo cavernario, donde el hombre dizque moderno sigue con una instintividad arcaica y con problemas de adaptación y aprendizaje. El individuo del presente es instruído en ideologías de fuerza y deshumanización. CLD nos habla del origen de la civilización, de la historia de lo pasado, pero las cavernas están presentes espiritualmente todavía y las convivencias forzadas del colonialismo y el etnocidio cultural no pasan de moda.
Pero, por decir que se nos da una memoria, se implica que hay una voz principal o relator que la da. Ese es Carlos Abram; una voz silenciosa es el Abram inicial-bíblico. Este es el referente del asesinato ritual que no se concretó. Carlos Abram es quien da una interpretación al hecho. Abram es un neófito que entra, sin saberlo, a un proceso mágico. CDL, a través de Carlos Abram, abraham en Monte Moriah contemporáneo, representa el hablante del texto 'El secreto de la Fortuna'. O el hablante de Blaise Pascal. El clamor que se contiene en el primer poema es la revelación de la Libertad y el Orden; en segunda lugar, mi homenaje a Blaise Pascal, el mensaje es que no hay que buscar a un dios conceptual, ni profetas que convocan a tener un hacha en la mano, o sustentar un sistema de holocaustos. En cambio, el dios vivo inspira una estética de magia y esplendor. La fe es la visión de una Zarza ardiente, una experiencia viva que se puede revelar. No un enigma que nos quiebra los sesos, dios teorético y logificante:
Yo, Eleutherio el Liberador, te daré fortuna.Entendido ésto, del libro en su totalidad vemos que se concierne con la ética política [lo eunómico] y, al mismo tiempo, con la estética. Es curioso que un comentario de CLD sobre qué es más importante al juzgar el mito del Sacrificio de Isaak por Abraham, si lo ético o lo estético, él observe: «El acto que Abram pretendía realizar es estético. Es un drama del Eleutherio Liberador con su prójimo, alguien amado, a quien trata como un hijo.
Hijo de la promesa, entonces, elabora pues
la palabra persuasiva.
Defiende la Eunomía cuando vayas a tierra
porque hay demonios duros y siniestros,
hombres bestiales, a donde vas llegando.
Tú sé heroico en cuanto puedas.
No te pido que cortes cabezas,
que seas la guillotina, cámara ardente,
horca, cadalso, silla eléctrica.
No inventes otros aparatos represivos
ni el policía, el soldado, el vengador milico.
No urdas violencia contra el prójimo.
No seas falange ni tortura ni guerrilla.
Solamente, sé eunómico porque existe el Orden.
[El secreto de la Fortuna ]
Eleutherio es Tiké / la Fortuna, o el portavoz de magia. Se suele reperesentar como mujer y con muchos nombres... Así que Tiké puede ser el Padre, o la Voz que prueba la obediencia de Abram... En el poema El secreto de la Fortuna se dice: 'Yo soy el padre, Kéter-zeus-júpiter, pero, en fin, más que nominalismo'.
El Padre Arquetípico le habla al hijo para darle fortuna, orden y bendición. Le pide que defienda la Eunomía, que es asunto de ética y política; pero, además de que se apartarte de lo bestial y los ciegos automatismos, le revela una salvación, a la que llama el primer regalo y salvación... El poema dice: 'Identifícala. Vive en jardines. Llámala Tyche Soteira, Salvadora, o Agathe Tyche, Buena Fortuna. Es el primer regalo que te haré por llegar a la tierra y flotar en mis lotos'. Esto es ya estética y magia... ¿Qué es realmente lo que hay que matar, si algo? ¿Al niño Isaak, que tan amado ha sido de su padre?
El símbolo de la ofrenda es siempre algo que es muy querido por el sacrificador. ¿Qué realmente significa que un Libertador, padre de la envergadura de Kéter Jehová, Zeus o Júpiter, pida la cabeza o la muerte de su criatura. ¿Qué sentido tiene? En las Estéticas mostrencas, sí, la idea es glosar sobre la fe y el valor de una obediencia armonizadora, pero en un sentido mágico, es decir, más allá de todo literalismo y nominalismo. La fe no es ingenuidad y reacción automática. Es una comprensión».
Ahora entra en juego el tercer personaje, el Dios que le pidiera el sacrificio. CLD alude: «Entonces, vino mi Padre, / padre de todos los prójimos posibles / y me pidió su sangre, las tinieblas mías, / y que lo sacara de la cueva / y que trajera su urna cineraria / y que lo matara en el monte Moriah / oculto en lo más solitario de la cima».
Este es un Padre Social. El Estado. El hombre que diviniza el Estado, o al Ancestro, es quien da ese tipo de consejo: «Obedéceme y mata».
Sucesivamente, descubrimos que Isaac, la ofrenda de sacrificio, «la dulce y suave cría», es símbolo del alma: «Si el alma es mucho más, / ¿cómo saberlo? / ¿cómo aducirlo / con estas semejanzas, / metáforas del amor al hijo?»
En otros poemas, él habla del alma como «lo hijificado», en la historia y en el ser íntimo. Es interesante cómo CLD utiliza la historia de Abram, contextualizándola filosóficamente en el mito platónico de Las Cavernas. Platón utiliza la caverna para hablar de la libertad y las ideas incipientes en la psiquis humana.
La segunda parte, Nos cayó la macacoa, comienza con los poemas Ladrones de autoridad civil, La Gran Bancarrota y Los leprosos. La expresión refranera, «nos cayó la macacoa», la mala suerte, CLD la vuelve más bruja al hacerla equivalente, «nos cagó la changa». Si en las Memorias de las Cavernas, nos presentó a los Burladores de la Sombra, a los baales, Nergal, a Lumia, líctores, verdugos y nos paseó por Mesopotamia y Anatolia, haciendo símbolos de tales lugares, el origen de la prostitución, la confección de armas, las guerras religiosas y tribales, las epidemias y la Edad de las Tinieblas, nos trae al hecho trágico de la progresiva pérdida de libertad individual e introspección, que son la Gran Bancarrota. El infortunio del Ser humano.
La tercera parte del poema, Tránsito entre hienas, comienza con los poemas --continua
*
LA MUERTE Y LA NADA
Carlos, no hables más a la 'nada' pequeña
que la Nada es la muerte,
el supremo soliloquio
de los hombres mortales.
Ya sabes mi nombre y el tuyo;
sabes el nombre del Nosotros;
y no habrá Dama Blanca
ni Dama Oscura.
Supiste de la primera Emet,
primera Verdad del Hacer,
primer potencial del Decreto.
Yo te dí la rosa blanca,
yo entré a tu Pozo subconciente
para enseñarte la Zorra verdadera
del olfato agudo y para darte el Ojo
con que el Viviente Jai nos observa,
nos vincula y ata en shiflut
que es servicio en humildad.
Abre el hatillo que te dí.
Brindemos con la copa de oro
el vino de Emet, ¿no te hizo la vara
escribir ese sagrado nombre?
Emet es la verdad
y con vino de verdad compartiremos
la alegría de encontrarnos.
Abre el hatillo, Carlos,
porque por última vez tendrás
ese nombre para tu alma.
Se llama igual que yo, Simjá.
Que te arome la rosa blanca
del Kyrós, que se abran tus ojos
con contentamiento
porque la soledad ha muerto
y la muerte del mundo
se hirió con su propio aguijón.
Diríjete a mí, voy a salir de tu Pozo.
Llenaré tu pupila con mi imagen.
No verás un fantasma.
No soy la Dama Blanca
ni la Dama Oscura ni la Muerte.
Soy Tu Amiga, la primera amiga
que has de conocer de carne y hueso,
la que es tu placer escondido
desde el cerebro oculto,
quien desde el astral materializa
todo lo que es y todo lo que necesitas,
la que nace de la Abundancia
del Poder de Ser.
*
____
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Otro proyecto en que Carlos López Dzur comparte su obra poética y narrativa...
lunes, 26 de marzo de 2012
A Crátilo y sus amigos tartamudos / Sobre Estéticas mostrencas y vitales
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