miércoles, 28 de marzo de 2012

Para el fuego se forjó Fra Dolcino / Orektiko / Filosofía política / La Caída


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Carlos López Dzur
TEXTOS SUELTOS / LIBROS DIVERSOS

Somos dignos del poema


Para el fuego se forjó Fra Dolcino

«L'esperienza di fra Dolcino e del movimento degli apostolici-dolciniani può essere considerata una delle più radicali e la sua conclusione una delle più tragiche di tutta la storia del Medioevo italiano ed europeo»: Enrico Galavotti

O tu, che presto vedrai il sole,
di' a fra Dolcino, se non
vuole seguirmi quaggiù,
che si munisca bene di vettovaglie,
onde, bloccato dalla neve,
non debba arrendersi per fame ai novaresi,
che altrimenti avrebbero un bel da fare a prenderlo.


Dante Alighieri, Divina Commedia, Inferno, Canto 28
1.

El hermano Zorro, ahora que veo que arde
en la hoguera de Vercelli, me parece
un pez ígneo. Ya no habrá agua sucia que lo apague
ni leña que haya sobrado, al pie de la pira
donde le queman los inquisidores.
No sobrará saliva para seguir dando la queja
de que es un hereje Fra Dolcino,
predicador del Cosmos entre los fraticelli.
Tendrán que maldecirlo para siempre,
seguir quemándolo, como en aquel primero
de junio de 1307...

¡Vaya, zorro delincuente!
grande de hocico, tenaz como ninguno,
precursor de socialistas, reformero apostólico
cuyos ecos aullantes semejan
rabias de lobos que depredan las villas,
sobrevivencia con la ira del despojo
antes que mansa aquiescencia con explotadores.
Como fuego que devora es su palabra
entre quienes se oponen, como pánico
que depura, como asesinato cometido
sin que él pida el mordisco,
o garras al vituperio o el que sufre.

¡Vaya zorro, revolucionario,
el hermano Fra Dolcino!
suelta bestia de pura y trágica verdad
en las montañas de Valsesia, ahora extensa
ola en el área Biellese que trasciende
al Piemonte, ahora veo que ni matándote
te paran. No hay saliva suficiente para gritar
«¡Demonio, hereje, falso apóstol
de humidad y pobreza!»

Con tu nombre en la boca, los fraticelli
maldicen a los señores feudales,
a su soberbia, el maltrato, cada práctica
de opresión en derredor de estos montes.
Se quiere el templo del Origen, no el poder
desigual, egoísta, excluidor, prepotente.

¡Zorro de la Ayuda Mutua entre vecinos,
nacíste para este fuego,
para esta comunión entre zorros fervientes,
donde hay paridad de derechos
y la zorra también vale y sus derechos se oyen,
se establecen, se aman!

Hermano Pionero, mayor entre zorros
por ser el más dulce y humilde de los fraticelli,
esta tarde, primero de junio, sobrará la leña
para ver tu esqueleto, tu ígneo y sacro Hueso
incalcinable; no habrá ceniza que te olvide
ni agua suficiente para apagarte.

La revolución nació con tu ejemplo
y tiene oyentes, anticipados a la historia del futuro
cuando será más necesario, y te querrán derrotar
(ya que hablas del Espíritu Libre y el anarquismo místico).
pero las aguas sucias no pueden apagarte
ni leña que haya sobrado, al pie de la pira
donde te queman, es suficiente.

Te quedaste en la Historia, Zorro airado,
jefe ardiente de los herejes del mundo
y en el Additamentum ad Historiam
fratris Dulcini, haeretici
el Inquisidor te investiga
con úlceras y bilis
como babas.

2.



Aquí en Novara entre los ricos Tornielli
está tu nombre, Zorro, hijo de puta con curilla parroquiano
«Dulcinus, filius presbyteri Iulii de Tarecontano
Vallis Ossole diocesis Novariensis»,

en el Valle de Ossola se busca leña
para quemarte, zorro bastardo,
pendejete mañoso, que desprecia la fortuna
de su alcurnia de rico y gibelino.

Aquí en Romagnano Sesia se acumula saliva
y pestes y culebras de la boca para decirte
que no eres amable y gentil,
sino enano con rabo espeso
y maloliente de zorro.

Acullá quieren que seas torturado.
De veras dicen que has nacido para el fuego
y la cruz del madero en llamas.

Acullá en la ciudad de Trento estuviste
todo un decenio, 1280-1290, en aras de explicar
a guelfos y gibelinos que la paz es mejor que la violencia.
Eras un pacifista del Movimiento Segarelli,
pero al monte fueron por leña, ¡ay, Zorro!
por lo que presiento que has nacido para el fuego.

La hoguera se adereza con los odios
y el inquisIdor Bernardo Gui te llama
ladrón,
agitador de maras,
Apostólico apóstata,
demonio de culo cagado,
cruzado de crucesignati,
fortificado por el terrorismo
al pie del Monte Rubello

3.

Para el fuego se forjó Fra Dolcino
Ahora lo llaman guerrillero porque huye
de las tropas de la Iglesia.
A todos los dolcinos
les llaman
tú que citabas a San Pablo cuando escribiera a Tito
que lo puro es impuro para los mercenarios
y odiosos enardecidos.
Para el fuego te hicíste por asumir
un Jesús socialista en los días del Medievo.
Al fuego echaron tus cojones, te castraron,
persigueron a Margarita, tu mujer,
y te hicieron ejecución pública
y gastaron saliva al gritar: «Avergüenzate»,
tu pene sangra en pedazos
y el Obispo de Vercelli quiere que los eche
en la hoguera / «fratris Dulcini, haeretici».

Para el fuego se forjó Fra Dulcini,
zorro, bastarado, predicador
ni guelfo ni gibelino, pez ígneo,
anarquista místico, odiador de Poder
y del Gobierno de Roma... allá y acullá arde,
arde el zorro y no hay agua sucia que lo apague
ni leña que haya sobrado, al pie de la pira
donde le queman los inquisidores.

De El libro de anarquistas

Orektiko


Toda filosofía es ir por algo,
apetito por alcanzar lo que apenas sabemos.
Somos, en conjunto y por demás,
filósofos de la lucha, seres inclinados,
apetentes. En cada quien el deseo gime.
Gratificarse incentiva un egotismo sicológico,
urgencias que no siempre son cognitivamente
intelectuales, armónicas.
Son mero agoneé, impulso,
impulso hacia quién sabe dónde
y cómo y el por qué.
Pulsions de la incertidumbre.

05-02-1979

*

Orexis traicionero


Aún los racionalismos sicológicos
son deseos disfrazados. Besan el corazón
y emponzoñan la intuición con sus ínfulas
de fuerza, virtud, norma, hedonismo.
Nada más traidor a la Noble Orexis
del primer impulso,
nada más ingrato que esa careta
que apuñala por la espalda
cogniciones.

¡Qué festival homicida trae
este determinismo sicológico que clama
en los portales: Cierto es el pensamiento
del más fuerte; cierto es lo mejor
que se aproxime, cierta es la razón
de los aclamos, cierta solamente
la preeminente certidumbre del mayor número!

15-02-1979

Philei to sophón


Ahora sé cómo llamar al Adversario,
al gran separador que rompe la Unidad
en la reciprocidad con el Uno.
Rostro que no tiene una amable sonrisa
para otros; cara payasa de egoísmo,
asesino y divisor de mi armonía,
philei to sophón, antifilósofo en vereda
de corto atrecho hacia la Orexis.
Ahora sé el nombre de los filósofos de la crisis,
nihilistas siquitrillados, oportunistas
de la sofistiquería, productores
de la Tensión innecesaria,
ocultadores de la reciprocidad unitaria.
Le sé sus nombres: Distanciadores
de lo que se busca en toda ética originaria
(la armonía): desarmonizadores.
¡Ese es el nombre, tu nombre, Orexis,
autor de innecesaria tensiones,
beso de Judas!

17-02-1979 / El Libro de anarquistas

Filosofía política


«La cultura y el estado no hay que engañarse al respecto son antagónicos: Estado Cultura es solo una idea moderna. Lo uno vive del otro, lo uno prospera a costa de lo otro. Todas las grandes épocas de la cultura son tiempos de decadencia política: lo que es grande en el sentido de la cultura, es apolítico, incluso anti-político»: Federico Nietzsche
La única cultura que me interesa
no es siquiera una cultura. Es una urgencia
de vivencia, o acaso, sobrevivencia,
en su triste cobijo de pantano,
anhelo justiciero en medio
de culebrones y reptiles, logreros.

Si es cultura, pues tiene su preguntar filosófico,
profundas ansias, ésta se agarra
desesperadamente de lo que puede
antes que la devoren, o asesinen.

El pantano es la historia tal como la conocemos.
Agua enlentecida, empozamiento
y el ansia navegable es el aire, ritmo,
con que uno ejecuta sus pataleos de ahogado.

El Estado quiere gente apantanada
porque así culebrones y parásitos
se comen la víctima, la entretienen
con sus remeneos.

Uno llama La Cultura
a esas salpicaduras de los remeneos
mas no deja de ser el ahogado.

No olvido, yo, el ahogado,
que el poco respirar que me permito
y mis ganas de sentirme infinito
y afortunado en medio
en la precariedad de la asfixia pantanuda
es lo político, ética del sobreviviente
y ética santa, porque yo no quiero
ser como los que torturan
y apantanan la cultura y el estado.

03-08-1979

La caída


En el mundo espaciado, cuento horas
y el giro circundante me recoge. Es mi caída
en la detención de sus fenómenos y entes.

Y en el trajín de cargar con la caída,
con los muertos dejados en los ojos,
con la orilla que pisamos, semi-vivos,
uno hace tratos-con la gana de esquivar
el recuerdo, o su clamor,
o su no sé ni por qué...
¡matamos el ser más trascendente!

Y la llama cotidiana arde
queriendo entrar
sin quemarse en este abrirse,
llevar al acaecer su luz entre penumbras,
y la lluvia, el viento o la piedra son
como importunos tenderales
que dan sombra al lugar que no quieres.
El cadáver nos sigue, dentro y fuera.

De Heideggerianas
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